Mi mundo gira alrededor de mí. Yo giro alrededor de mi mundo.

martes, 30 de octubre de 2007

Una noche de enero


Allá a principios de año, cuando todo son esperanzas, creencias y proposiciones, nos escapamos en coche a Castelldefels. Hacía frío, lo recuerdo perfectamente. Aparcamos no lejos de la playa y anduvimos por un paseo de madera hasta el límite mismo de la arena.

Toda la inmensidad negra del mar se abrió ante nosotros. Oíamos las olas morir cerca de nosotros. Toda la inmensidad negra del cielo estaba abrazada al mar, y, como de casualidad, en una esquina de aquella inmensidad nuestra, la luna apareció roja por unos instantes. Una media luna roja.

Una media luna breve...

Roja.

Nuestra.


Un recuerdo para toda la vida. Por breve. Por extraordinario.

2 comentarios:

Ana dijo...

A ver cómo te digo, al leerte, sentí un escalofrío justo en el brazo izquierdo (esto no me lo explico y las manos sobre el teclado) ... tengo grabada ya para siempre (en esto sé que no me equivoco) una luna de agosto, naranja, increíblemente naranja, lo nunca visto por mis ojos, y al verla, supe, con certeza, que nunca jamás olvidaría esa noche y la luna de una forma u otra como que me lo confirmó. Y ahora, leo esta tuya, roja, y quizá de ahi el estremecimiento, porque sé que tienes razón. Lo sentí. Mencantó. Y se que te va a ir bien, y habrá más lunas alumbrando tus noches porque tanto arte encuentra rápido su hueco en Barcelona, no puede ser en otro sitio. Un abrazo chula.

MAMAJU dijo...

Algunas lunas he visto en mi vida, pero siempre en soledad,por lo menos espiritualmente, porque aunque a veces había personas a mi lado, dudo mucho que sintieran mi admiración por ese fenómeno de la naturaleza.
Un besín